La premisa básica de
la elegancia en el vestir es siempre la de vestirse adecuadamente para cada evento
concreto. No existe nada más alejado de la elegancia que el vestirse de forma
inadecuada para cada acontecimiento. La boda, no olvidemos, es una ceremonia y,
por lo tanto, la vestimenta debe ser acorde con este tipo de eventos, lo que
nos obliga a huir siempre de indumentarias propias de fiesta, y no de ceremonia
por lo que, nunca resulta admisible el esmoquin.
El novio debe vestir de chaqué, prenda
de origen inglés que al igual que el frac deriva de la casaca. El chaqué se compone de tres piezas más los
complementos, que son siempre muy importantes. Las tres piezas son: levita, chaleco y pantalón. La levita
lleva cola, que en el caso del chaqué es más larga y redondeada. La levita tiene un ojal con un botón y, en algún caso puede
tener un doble botón gemelo, que se puede unir de dentro a fuera.
Antes de empezar a tratar el atuendo correcto para este día, debemos
establecer una distinción entre día y noche. Las bodas serán consideradas que
se celebran de día si la ceremonia tiene lugar antes de que caiga el sol o, en
su caso, antes de las seis de la tarde (lo que primero ocurra). Después de este
momento ya siempre hablaremos de noche. Esta distinción es importante porque la
ropa adecuada para cada momento difiere considerablemente.
El chaqué no se creó pensando en el novio; es el atuendo idóneo para los
actos de ceremonia que se celebran de
día y que requieren, por su alto nivel de formalidad, una indumentaria
adecuada, como sucede con recepciones oficiales, diplomáticas, juramentos de
cargos públicos, cosa que también sucedía anteriormente con la toma de posesión
de los ministros. En la sociedad contemporánea, la excesiva relajación de las
costumbres, la pérdida de del rigor y del protocolo ha reducido el uso del
chaqué únicamente a las bodas y escasos actos oficiales de gran formalidad.
El chaqué gris - Neal and Palmer |
" El chaqué gris es exclusivamente de mañana"
Su color es solo admisible en negro o gris. Si optamos por el color gris
debemos tener en cuenta que no puede ser cualquier gris. Éste debe ser un gris
Oxford o un gris medio. El gris Oxford es un gris muy oscuro que podría pasar
perfectamente por negro. El gris debe ser utilizado en ceremonias que tienen
lugar por la mañana, y el negro por la tarde o noche. Las bodas serán
consideradas que se celebran de día si la ceremonia tiene lugar antes de que
caiga el sol o, en su caso, antes de las seis de la tarde (lo que primero
ocurra). Después de este momento ya hablamos de noche. Esta distinción es importante
porque la ropa adecuada para cada momento difiere bastante.
Otra prenda imprescindible es el chaleco. Éste puede ser sencillo o cruzado,
siendo este último más elegante. El color debe ser claro. Un gris claro, un
crema amarillo o un azul pálido son buenas opciones. Debemos huir de los
estampados tipo fantasía o de los colores que nos hagan olvidar que estamos
ante una vestimenta estrictamente formal. Si hemos optado por el chaqué gris entero
el chaleco debería ser del mismo material que la levita y los pantalones.
Ejemplo de doble botón |
El chaleco es la “tercera pieza” del traje que nos permite llevar la levita
abierta. De hecho queda mejor abierta que cerrada al mostrar la belleza y
elegancia del chaleco.
"Las solapas siempre serán en pico y el pantalón a rayas"
La levita se prolonga en su parte trasera más larga hasta la altura trasera
de la rodilla. En su versión más tradicional no llevaba botón alguno a la
altura de la cintura como lo hace ahora. Por el contrario, la levita tenia dos ojales,
uno a cada lado de la levita, que se juntaban con una especie de gemelos. Hoy,
por el contrario, las levitas tienen un ojal con un botón, o en su caso un
doble botón gemelo, que se puede unir tanto desde dentro a fuera como viceversa
con el otro lado del chaqué. Las solapas siempre serán en pico.
Los pantalones nunca llevan vuelta. Los
pantalones son los clásicos cashemere stripes de rayas negras y grises.
Los pantalones no deberían llevar cintas
para pasar el cinturón. Unos botones interiores permiten poner los tirantes. En
todo caso unas pletinas pueden ayudar a ajustarlo algo más si este es nuestro
deseo. Lo ideal son las pinzas inglesas que, al contrario de las españolas e
italianas, se abren hacia dentro y no hacia fuera.
Si preferimos la opción gris medio no
debemos olvidar que tanto el color de la levita como el de los pantalones y el
del chaqué deben ser exactamente iguales. Tradicionalmente, cuando el uso del
chaqué no sólo se reducía a ocasiones muy puntuales, el uso del chaqué gris
medio estaba considerado como un morning coat demasiado informal y sólo
era apto para asistir a las carreras de caballos.
La camisa debe ser siempre blanca o azul clara. La opción de rayas, aunque
se admite, es menos formal y no resulta estrictamente apropiado. En cuanto al tipo de cuello debemos decir que lo idóneo sigue siendo
decantarse por una camisa con un cuello almidonado desmontable, no es adecuado
un cutaway. La camisa siempre será de puño doble. Los gemelos clásicos de plata
son los más adecuados. En cuanto a la corbata esta siempre ha de ser de color plata o gris liso, y
aunque últimamente se aprecian corbatas de fantasía, lunares u otro tipo,
debemos ser conscientes que si la corbata elegida es susceptible de ser
utilizada cualquier día de forma habitual, no es la adecuada para la
indumentaria del novio, siendo las corbatas de boda por excelencia aquellas en
tonos gris perla.
Desde mi punto de vista el
novio debe utilizar siempre plastrón y no corbata, dejando dicha prenda para el
padrino y los testigos. En este sentido es fundamental que el novio se
diferencie siempre de los testigos, de tal modo que los testigos vistan igual
entre ellos, y así por ejemplo, si los testigos llevan chaleco negro con
corbata gris, el novio llevará chaleco gris con plastrón.
En cuanto a los zapatos estos serán siempre modelo oxford, completamente
lisos, sin que la versión full brogue o semi brogue resulten aceptadas. Por supuesto habrán de ser negros. Los calcetines ideales que no desentonan en ningún caso son los de color
negro. El pañuelo debe ser siempre blanco y debe llevarse plegado asomando por
el bolsillo de la levita de forma paralela el borde de este. El remate perfecto
es siempre una bonita flor de color blanco en el ojal. Yo me decanto por un
pequeño clavel blanco.
Dos complementos más hacen el conjunto
perfecto: un reloj de bolsillo y un sombrero de copa. El primero de ellos nos obliga siempre a
huir de los relojes de pulsera, que en todo caso están descartados para la
indumentaria del novio, de tal suerte que bien se lleva reloj de bolsillo, o
bien no se debe portar reloj de pulsera alguno. En
cuanto al sombrero este siempre será un sombrero de copa que únicamente debe
servir para cubrirse la cabeza si la ceremonia o la celebración tienen lugar al
aire libre, si no es así el sombrero deberá portarse en la mano.
L.R.
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