domingo, 27 de septiembre de 2015

ASISTIMOS AL FIN DEL USO DEL TRAJE?

El traje clásico es una prenda intemporal 
Formularse esta pregunta puede parecer frívolo, pero si atendemos a la evolución del uso que se otorga al traje en los últimos cuarenta años, la aparente frivolidad puede transformarse en verdadera inquietud.

 
El uso del traje es cada vez menos frecuente 

La excesiva relajación de las costumbres, el triunfo de la falsa y malentendida comodidad y la imposición de la informalidad, han hecho que la sociedad viva al margen de toda etiqueta y protocolo.
En este escenario el traje es el principal sacrificado. Lejos quedan aquellas secuencias de las películas de los años sesenta donde aparecían muchos de los estudiantes universitarios con traje y todos ellos siempre con corbata, y es que el traje no era un atuendo para eventos o actos formales, como ahora. El traje era la manera en que un señor debía vestirse, por el simple hecho de serlo, sin atender a razones sociales o económicas.

El uso de las combinaciones de chaqueta y pantalón se imponen a los trajes  

En la actualidad no es fácil encontrarse quien porte un traje como indumentaria cotidiana, ni tan siquiera en las profesiones que tradicionalmente lo venían utilizando, y cuando este se utiliza será la inmensa mayoría de las veces un traje gris marengo, que se ha convertido en el uniforme oficial de este país.
El traje es la indumentaria básica del caballero y elemento esencial en el armario masculino, que no puede quedar postergado únicamente para eventos sociales de carácter formal.

Se ha desplazado el traje en beneficio de la chaqueta y pantalón, que siempre es menos formal y elegante  

En la actualidad el traje se ha sustituido por lucir pantalón y chaqueta, remplazando con ello al clásico y tradicional traje. Pero no debe olvidarse que el portar un pantalón combinado con una chaqueta es una indumentaria esencialmente informal, que nunca puede sustituir al traje, por lo que no debe ser utilizado para el trabajo ni para actos o eventos, ya que su marcado corte informal le hace únicamente propio para actividades lúdicas fuera de toda actividad social mínimamente formal.
 
El traje es siempre prenda de obligado uso

Todas las costumbres protocolarias laborales se importan con retraso desde Estados Unidos, y allí el uso del traje se encuentra en un más que evidente retroceso, se ha convertido en una prenda meramente testimonial utilizada únicamente por los altos mandatarios y ejecutivos, y no así por la totalidad de los profesionales. En esta preocupante desaparición de los elementos básicos que configuran, no ya la elegancia básica del caballero sino su atuendo más característico, hemos de tomar conciencia que la escasa utilización del traje es parte de un proceso que no se detiene, porque el siguiente elemento que se encuentra en serio peligro de extinción es la corbata. En este sentido hemos de señalar que en Estados Unidos se venden casi la mitad de corbatas que hace 12 años. En España, un 3% menos que hace ocho años y, en general, empieza a notarse una disminución de su uso en todas latitudes.

Es necesario reivindicar el uso del traje 

Hemos de hacer frente a esta corriente letal que tiene como finalidad suprimir cualquier elemento integrante de la elegancia masculina. De hecho, aunque en este sentido no existan estadísticas oficiales, en mis indagaciones realizadas tanto en sastrerías como en las principales tiendas, la respuesta es unánime: se venden muchas más chaquetas que trajes, y la inmensa mayoría de los encargos que se hacen de trajes en sastrerías tiene por objeto el asistir a algún evento social. Lo que indica no sólo el claro retroceso en que se encuentra el traje, sino además se impone la mentalidad de que cuando se utiliza se hace con la finalidad de acudir a algún evento de carácter social, lo que supone que en el ámbito cotidiano o laboral ya no está generalizado su uso como ha venido siendo siempre tradicional.  
 
El traje debe ser la prenda laboral cotidiana 
    
Frente a ello debe reivindicarse el uso del traje como prenda distintiva, no de un estatus sino de una condición, que no es otra que la de ser varón, que por el mero hecho de serlo está destinado siempre a llevar traje. 
 
 
Lucio Rivas
 

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