Llegada esta época del año, diversos lectores me consultan sobre cuáles son las mejores bufandas que existen. Para mí la respuesta no ofrece ninguna duda, la mejor bufanda del mundo es Begg & Co, muy difícil de encontrar fuera del Reino Unido y que tengo la fortuna de conocer bien como usuario de la misma, ya que las disfruto desde hace algún tiempo.
Begg & Co se funda en 1866 en la ciudad escocesa de Paisley, sobre la base de una tradición artesanal y una meticulosa atención en los detalles. Hoy día, casi un siglo y medio después, estos principios se mantienen inalterables. Combinando los métodos tradicionales de tejido y acabado con técnicas de producción de vanguardia, Begg & Co hace artesanía de máxima calidad en bufandas, pañuelos y estolas, cuyo simple tacto se convierte en un verdadero placer.
La marca fue fundada por Alex Begg en 1866 en el centro neurálgico de la industria textil escocesa, como era Paisley. Allí, a orillas de un afluente del río Clyde, comenzaron a crecer los primeros mantones Begg.
Con el cambio de siglo, en 1902, la compañía se trasladó al sur de la ciudad costera de Ayr en la costa oeste de Escocia, desde donde opera hasta el día de hoy.
Hoy, en el siglo XXI, Begg & Co cuenta con 150 años de experiencia en fabricación de tejidos y con unos artesanos altamente cualificados que mantienen la perfección a través del control de cada una de las bufandas que se producen. Estos maestros artesanos llevan a cabo un control de calidad muy exigente, por lo que ninguna pieza puede salir de la fábrica si no consideran que tiene un acabado impecable.
Dentro de la fábrica, se aplican técnicas de producción tradicionales, como tratar el paño en telares de madera de más un siglo de antigüedad para fibras cortas o, por ejemplo, usando cabezas de plantas de cardo italiano cosechadas a mano y cepilladas con una pizca de agua escocesa, para crear ese efecto ondulante característico de sus prendas.
Cuando se trata de seleccionar materiales, Begg & Co utiliza las mejores materias primas disponibles en el mundo y realiza pruebas periódicas para garantizar la pureza del hilo. Una vez hiladas, las fibras son tejidas, lavadas, cepilladas, cortadas únicamente a mano y terminadas meticulosamente, antes de ser sometidas a una inspección por dos artesanos.
Desde el almacenamiento de hilo bajo una humedad controlada con máxima precisión, al prensado de productos terminados en papel para darles ese brillo característico de la firma, todos los pequeños detalles merecen especial atención por insignificantes que parezcan.
Hasta hace poco, se vendía bajo su propio nombre en unas pocas tiendas muy selectas, mientras que mayoritariamente suministraba a otras marcas de lujo.
Hoy Begg & Co vende sus productos bajo su propio nombre, que es sinónimo no sólo calidad e integridad, sino también de originalidad, modernidad y estilo impecable. Con una línea de productos en constante evolución, la introducción de colecciones de diseñadores permite ofrecer un estilo para adaptarse incluso a las personas más exigentes en bufandas, y ha dado una nueva vida a la etiqueta Made in Scotland.
Mi experiencia como usuario entusiasta de esta marca de bufandas es que el tejido es más suave que ninguna otra bufanda, lo que hace que sea muy agradable al tacto, siendo además muy ligera, lo que no impide una magnífica protección frente al frío. Por otro lado, la alta calidad de su tejido la hace muy duradera sin que en ningún momento se desprendan pequeñas fibras.
El tejido cashmere de Begg & Co conserva las dos tonalidades diferenciadas del anverso y del reverso, lo que permite que las bufandas sean reversibles.
El precio de estas excepcionales bufandas ronda las 270 libras, unos 320 euros.
Lucio Rivas
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