El pasado día 25, tuvo lugar en el club del aristócrata un evento menos relacionado con el mundo de lo sartorial a lo que los miembros del club están acostumbrados, pero con el mismo énfasis en la elegancia que se pone en todas las actividades del mismo. En este caso, se trató de una cata de Champagne de la casa Sanger.
Quizá, lo más interesante de esta casa, además de su producto, del que hablaremos más tarde, son sus orígenes. Estos orígenes le dan a la fabricación de Champagne de esta casa una dimensión totalmente distinta e infinitamente más interesante que la de muchos otros fabricantes. Tras la primera guerra mundial y una plaga de Phylloxera, que conjuntamente destruyeron la mayor parte de la capacidad productora de la región de Champagne, un acaudalado matrimonio de comerciantes del preciado líquido decidieron donar sus bienes con el fin de que se utilizasen para la construcción de una escuela de viticultura en Avitze.
De esta escuela provendrían dieciseis viticultores que, en 1952 utilizaron parte de sus vendimias para enseñar a los estudiantes de la escuela la elaboración del Champagne. Esto derivó en la formación de una cooperativa, que, como se puede apreciar por el año se da en la inmediata posguerra. Sanger, según le contó al club la Sra.Carrero, deriva de "sans guerre", sin guerra.
Para la cata, se sirvió primeramente el Tango Paradoxe, un rosé de Chardonnay y Pinot Noir. El propósito de este no fue incluirlo en la cata, sino beberlo relajadamente mientras se explicaba al club la historia de la casa así como todas las cuestiones de la denominación de origen, los tipos de uva y demás temas relacionados con la fabricación de estos brebajes.
Acto seguido, el ágape en esta ocasión no se regó con el tradicional vino español, sino con el Champagne que resultó favorito del club por votación: El Péres d'origines.
J.V
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