domingo, 11 de junio de 2017

COMO COMPORTARSE EN LAS SALAS DE CONCIERTOS



Resulta sorprendente como el desconocimiento más elemental de las normas básicas de comportamiento en las salas de conciertos se va incrementando con el paso del tiempo. Desde mi abono en el patio de butacas del Auditorio Nacional de Música de Madrid, que mantengo desde hace veinticinco años, observo no sin perplejidad, el deterioro de las normas básicas del saber estar. Por esa razón creo que es necesario señalar cuales son las normas esenciales para asistir a las salas de conciertos.





Las normas básicas son:

1. Atuendo.
En las salas de conciertos debe vestirse siempre con traje y corbata. Las mujeres con vestido, que no hace falta que sea largo, ya que este es más propio de ceremonia.  Las damas deben evitar las faldas excesivamente cortas por inapropiadas e indecorosas para el evento.
Únicamente cabe la posibilidad de no lucir traje,  que puede ser sustituido por chaqueta sin corbata, cuando los conciertos tienen lugar en horario matutino.
Por otro lado, es importante destacar que el rigor en la indumentaria resulta siempre mucho menor en conciertos de cámara que en conciertos sinfónicos. De hecho los músicos en conciertos de cámara no visten igual que en los de corte sinfónico. Su atuendo es mucho menos formal, por lo que el nuestro debe ir acorde con ese nivel inferior de formalidad.
La única excepción donde se permite vestir de esmoquin es en el concierto de año nuevo.



2. Puntualidad. 
Se debe llegar, al menos, con diez minutos de antelación al recinto, y no debe accederse a la sala con el tercer aviso, como es costumbre. Debe accederse con el segundo de los avisos, ya que cuando se produce el tercero de los avisos, los asistentes deben encontrarse ya ocupando sus localidades.

3. Orden. 
Los asistentes con butacas centrales deben tomar asiento antes que los demás para evitar que deban levantarse, causando las correspondientes molestias.  

4. Silencio. 
Los asistentes deben guardar silencio absoluto en el momento en que se apagan las luces de la sala, que es el momento en el que debe salir en escena el concertino para afinar los instrumentos. Resulta bochornoso como en el Auditorio Nacional, la mayoría de las ocasiones el propio concertino obliga al público a guardar silencio porque no puede hacer oír su instrumento para llevar a cabo la afinación.



5. Dispositivos electrónicos.
A pesar del aviso que generalmente se hace de recordar a los asistentes de su obligación de apagar los dispositivos electrónicos, es lamentable comprobar como es frecuente que siempre hay alguna persona a la que le suena el teléfono móvil, o el reloj digital en las horas en punto. Es una falta de educación tan grave que no existe justificación alguna.  

6. Permanencia en la sala. 
Salvo causa grave de fuerza mayor, no puede abandonarse la sala durante la celebración  del concierto.

7. Ruidos.
He tenido oportunidad de asistir a conciertos en Viena, Londres, Praga…, donde la cultura musical es muy superior a la que existe en España, y he comprobado como cuando alguna persona padece alguna afección de las vías respiratorias, directamente no acude a los conciertos, para evitar molestar con sus toses a los demás e impedir el normal desarrollo del programa musical. 
Aquí, donde el egoísmo y la mala educación impera por doquier, lleva a quienes sufren esas afecciones a entender que tienen derecho a asistir al concierto por encima del derecho de los demás a disfrutar del mismo, aunque también molesten a los maestros con sus continuas y ruidosas toses. 




8. Comer y beber. 
Es evidente que no se puede comer ni beber en los conciertos. Pero cada vez es más frecuente comprobar como hay personas que se llevan su botella de agua, para hacer uso de la misma como si estuvieran en las gradas de un campo de fútbol. Del mismo modo es lamentable comprobar como muchísima gente, en medio del desarrollo del concierto,  desenvuelve caramelos como si fuese la cosa más natural del mundo, con el consiguiente ruido y molestias del papel cuando es manipulado, dando la sensación que están en el cine o en el circo. No  nos queda nada para ver como sacan las palomitas del bolso algunas señoras. Al tiempo.      

9. Aplausos. 
Los aplausos deben producirse únicamente al finalizar la obra completa y nunca entre movimientos. Cuando termina un movimiento, y antes de comenzar el siguiente, se producen unos instantes que, en ocasiones, dependiendo de la magnitud de la obra, pueden ser muy prolongados. Pues bien, en estos casos, no está permitido toser o carraspear y mucho menos hablar, aunque aquí se haya institucionalizado esa pésima forma de comportarse. El único ruido tolerado es el que se puede producir al manipular las hojas del programa, con la finalidad de comprobar el tempo del movimiento siguiente.

En resumen, estamos aún muy lejos de lo que denomino la Europa culta en materia de saber estar en las salas de conciertos. Pero aspiro a que estas pautas ayuden a la urbanidad necesaria que debe guardarse en las salas de música.


Lucio Rivas   

2 comentarios:

  1. Un excelente artículo. Es lastimoso que el desdén hacia la sala no sea un fenómeno propio de un solo lugar.

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