La capa es más que una prenda de abrigo. La capa es todo un símbolo y constituye en si misma toda una declaración de intenciones.
Pero aunque sea la más clásica de todas nuestras prendas de abrigo, aún queda mucho por descubrir...
El origen más remoto de la capa se encuentra en la prenda que ya usaban los celtíberos denominada “sagúm”, que era una capa de lana usada por los pueblos prerromanos que habitaban la meseta castellana. Consistía en una capa abierta en los costados y sujeta con una fíbula, o broche, en el hombro.
En la Edad Media, la capa era un manto utilizado por todas las clases sociales, y en el siglo XVI, era un signo externo que representaba el estamento social al que pertenecía su poseedor en función de la longitud de la capa, de tal forma que cuanto más corta era esta, mayor era la nobleza e hidalguía del portador.
Su origen y utilización se circunscribe exclusivamente a la península ibérica, aunque posteriormente se extiende y se generaliza en territorios vinculados a los reinos hispánicos como la península itálica, Flandes o Francia.
Durante tantos siglos de existencia no es de extrañar que la capa evolucionara y que se produjeran variantes en función del estatus de las personas. Así existían las de los hidalgos, las de los caballeros, las de los guerreros, capas para montar a caballo, capas de ir a pie, capas de la burguesía, de los aldeanos, de los pastores, de los obispos, etc…
Con el tiempo evoluciona y en el siglo XVIII adquiere mayor longitud. Se imponen los colores vivos, generalmente grana o morado.
En el XIX, se percibe la existencia de algunas célebres variantes: La castellana de color pardo, sin vivos y con grandes broches charros. Dentro de esta existen dos subvariantes. Una conocida como capa madrileña, que cuenta con esclavina, cuello bajo y embozo de terciopelo fundamentalmente rojo, y la andaluza, de esclavina más corta y de menor longitud. Tiene más vuelo.
La aragonesa y su variante catalana, de amplios vuelos y capilla galoneada. Y por último la portuguesa, que contiene unas particularidades que la confieren una acusada personalidad.
Capa castellana |
Capa aragonesa |
Capa portuguesa |
A principios del siglo XX, los tipismos de las diferencias prácticamente desaparecen y se homogeniza la prenda, que apenas sufre modificaciones hasta que recientemente un sastre con alma de artista, rediseña la capa. Me refiero al genial Paul García de Oteyza, quien configura una prenda de la que parecía estaba todo inventado. Una imagen vale más que mil palabras:
La capa consiste en un círculo de 5 metros de paño con una única costura a la espalda. Detalles como el cuello, los broches, la esclavina, el embozo o el escusón, es donde radican las variantes de este prenda.
La tienda de capas por antonomasia es Seseña en Madrid. En Seseña se sigue apostando por los métodos artesanales y tradicionales, marcando, cortando y cosiendo artesanalmente como se viene haciendo en esta casa desde hace más de cien años. Después de cuatro generaciones siguen mimando hasta el último detalle, para ofrecer a sus clientes una capa de máxima calidad.
Seseña, una tradición de la más alta calidad |
Es curioso que la capa, siendo la prenda más tradicional, haya sido utilizada en ocasiones como símbolo de la modernidad por jóvenes rebeldes.
Los Brincos |
La capa puede utilizarse como sustituto del abrigo, de tal manera que un traje puede llevarse con capa o abrigo. Pero, por ejemplo, un esmoquin debe llevarse siempre con capa, de esta manera una prenda tan especial como esta se convierte en otra cosa, porque como se ha dicho en diversas ocasiones, el abrigo se pone, pero la capa se lleva.
Lucio Rivas
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