EL COLOR DEL ABRIGO

La prenda invernal por antonomasia es el abrigo. Los caballeros se preocupan siempre por tener un buen abrigo en su armario, pero una cuestión poco tratada y a la que no parece prestarse mucha atención es el color que debemos elegir en los abrigos.

Efectivamente, de los usos y maneras de los varones parece desprenderse que si tenemos un abrigo, generalmente de color oscuro, tenemos perfectamente cubierta nuestras necesidades de abrigo invernal. El problema es que no existen muchas pautas claras de cuál debe ser el color de los abrigos, y de como debemos combinarlos.

La preocupación cromática se suele centrar bien en el tono a utilizar en prendas como son las corbatas, camisas y, en ocasiones, trajes, pero el color a utilizar en los abrigos, y con qué combinarlos, parece que no es algo a lo que se le presta la suficiente atención ni preocupe, por lo que no se valora convenientemente.

Vamos a analizar las diferentes opciones de cómo podemos combinar los abrigos:

1º) CON EL TRAJE.

Es la fórmula más habitual. Los caballeros suelen demandar abrigos de color negro o azul marino, porque es la forma más sencilla de combinarlo con los trajes básicos que todo el mundo tiene, como son los trajes de color gris marengo, o el ya señalado azul marino. Esta es una combinación poco arriesgada, muy clásica y nada atrevida, si bien su resultado es siempre infalible, pero por el contrario, no destaca.

Esta primera opción tiene dos variantes:

- CON EL MISMO COLOR DEL TRAJE.

Esta primera opción supone una absoluta identidad entre el traje y el abrigo:

- CON UN TONO QUE COMBINE CON EL TRAJE.

Esta otra alternativa supone que el color del abrigo no es igual que el del traje, pero tiene una combinación que podemos llamar necesaria, tal es el caso por ejemplo de un traje gris y un abrigo azul marino, o a la inversa, traje azul marino y abrigo gris:

2º) CON EL CHALECO

Esta es una combinación poco conocida, pero que resulta muy interesante porque sabiéndola desarrollar crea unos efectos sorprendentes. Resulta evidente que el resultado de este equilibrio se encuentra condicionado por el color del chaleco elegido. No obstante si conseguimos una armonía que no resulte estridente, el resultado es más que interesante:

3º) CON LA CORBATA

Esta opción se ha desarrollado con alguna frecuencia en Italia, pero no es sencillo que quede bien. No es fácil obtener un resultado que resulte verdaderamente óptimo. La corbata puede, y en muchas ocasiones debe, armonizar con el traje, lo que supone en este caso una armonía perfecta. Lo que no es tan perfecta es la armonía surgida entre corbata y abrigo, siempre que en ese juego dejemos al margen el color del traje. En suma, no es mi opción predilecta:

4º) ABRIGO DE CONTRASTE

Esta opción es mi favorita. Es la opuesta a la primera de las opciones señaladas, y consiste en crear un contraste entre el color del traje y el color del abrigo. No se trata sólo de tonos que combinen, sino que creen un efecto opuesto.  Existen dos variantes:

- CONTRASTE NORMAL. 

Es un contraste de naturaleza cromática, que permite destacar de forma principal el abrigo y no diluir su color con el del traje. Por ejemplo, si tenemos dos abrigos uno de color negro y otro de color  camel, siempre tenderemos de forma inconsciente a vestir el abrigo de color negro con un traje azul marino y el abrigo de color camel, por ejemplo, con un traje beige. En este caso se trata de generar contraste precisamente creando una combinación contraria, es decir, combinar el traje azul marino con el abrigo de color camel. El resultado es muy favorecedor:

- CONTRASTE ACUSADO.

Este contraste se produce, a diferencia del supuesto anterior,  cuando los colores son opuestos. Esta combinación requiere cierto atrevimiento y el resultado puede ser interesante en función de los colores que intervengan:

La conclusión a la que nos lleva todo el planteamiento aquí formulado se reduce a que en nuestro armario debemos tener diversos abrigos y de colores variados, para poder realizar en cada momento la combinación más adecuada.

Lucio Rivas