La relación entre el abrigo y el traje no siempre es una relación bien avenida. En esta primera entrega del año desvelamos, como si de una revista del corazón se tratara, los más íntimos secretos de una relación que no siempre es lo armónica, serena y estable que se supone.
A la hora de comprar un abrigo, la inmensa mayoría de los caballeros se decantan por un abrigo de color oscuro, generalmente azul marino o negro.
Lo sorprendente de esta elección es que ese abrigo seleccionado tiene generalmente como finalidad el llevarlo con el traje, que constituye el uniforme cuasi oficial de los varones, como es el de color azul marino o gris marengo. El resultado que obtenemos no puede ser más desalentador, ya que se crea una plena integración del color de ambas prendas diluyéndose en un tono igual o similar.
Hemos señalado en el encabezamiento que le relación abrigo-traje no resulta siempre lo armónica, serena y estable que debería. Esto es así por las siguientes razones:
1º) No es armónica porque la identidad de colores entre el abrigo y el traje no produce siempre un buen resultado. En este sentido siempre resulta más favorecedor la existencia de un contrate entre ambas prendas.
Debemos recordar, como ya hemos señalado en alguna entrega, que una de todas las premisas sobre las que se asienta la elegancia es la de la necesidad de crear un contraste, que en este caso se antoja muy conveniente en esta relación entre el abrigo y el traje.
Ejemplo I: traje y abrigo del mismo color y, por lo tanto, sin contraste |
Ejemplo II: abrigo y traje de idéntico color donde se aprecia el insulso resultado por la inexistencia de contraste. |
2º) No es una relación serena porque las combinaciones que otorgan un mejor resultado son aquellas que resultan apriorísticamente menos apacibles y sosegadas. Esto es, con un traje oscuro combina mejor un abrigo que no lo sea, y viceversa. No obstante, existe una situación intermedia que bien pudiéramos denominar contraste parcial. Este contraste es en cuanto al tono elegido, pero no en cuanto al color, por lo que en realidad no queda mal pero no luce lo suficientemente bien que pudiera.
Ejemplo III: contraste parcial. Este contraste se aprecia en cuanto al tono pero no en cuanto al color. |
3º) No es una relación estable porque se mantiene con el riesgo permanente de ser cambiante ya que una combinación que resulte armónicamente perfecta, no necesariamente tiene que ser la única.
Ejemplo IV: contraste perfecto donde se aprecia que destacan ambas prendas. |
Ejenplo V: contraste con un abrigo de un tono diferentes al anterior y cuyo resultado es igualmente satisfactorio. |
Con mis mejores deseos para todos los lectores en este nuevo año.
Lucio Rivas
Buen articulo !!! Feliz Año Nuevo !!!
ResponderEliminarMuchas gracias. Igualmente
EliminarFeliz año Sr. Rivas,
ResponderEliminarMis mejores deseos para todos.
Gracias por su nuevo artículo.
Me surge una duda, ¿como ve la combinación de traje azul y abrigo gris?
Muchísimas gracias.
PD: Creo que hay algún error en la web, ya que ni desde el móvil, ni el ipad, se pueden escribir comentarios. Desde el PC sin problemas.
Sobre la consulta que formula le indico que es una combinación interesante siempre que el abrigo sea gris claro y no un gris oscuro o marengo.
EliminarFeliz año nuevo a todos.
ResponderEliminarGracias D. Lucio por seguir aportando valor a nuestra pasión común.
Estoy de acuerdo en su defensa del contraste que es esencial para aportar armonía al conjunto. Es más, resulta un arte en el que hay que cuidar el equilibrio para no pecar ni por exceso ni defecto y mantener el buen gusto.
Un abrazo a todos.
Muchas gracias Salvador por su comentario.
EliminarReciba un saludo muy cordial