domingo, 15 de marzo de 2020

MUCHA FORMACIÓN, PERO POCA EDUCACIÓN







Nunca jamás en la historia nuestra sociedad ha tenido un número de personas con titulaciones mayor del que existe ahora. Nunca en la historia hemos contado con tanta gente formada como la que hay ahora, pero paradójicamente nunca ha habido tan poca educación como la que se percibe hoy en día.




España ha pasado en una o dos generaciones del pueblo a la ciudad. Los padres o los abuelos de la inmensa mayoría de los titulados universitarios actuales se encontraban escardando cebollinos en el campo, hace tan sólo varias décadas. Ese cambio en la formación, sin embargo no ha ido acompañado de una educación paralela a la altura del nivel formativo.

Formar a las nuevas generaciones es fundamental para que una sociedad prospere y avance. Pero esa formación debe necesariamente ir paralela a una educación. 

En efecto, hace 50 o 60 años el número de personas que habían accedido a estudios superiores en España era bajo, había muy pocas personas que contaran con titulación y con un nivel cultural aceptable, pero por el contrario, existía siempre en el acerbo de las personas una arraigada educación, mucho más que ahora, sin duda alguna.

Recuerdo de niño los taxistas perfectamente uniformados, con muy poca cultura, pero con una exquisita educación en el trato. Cosa que ahora no existe, y si se ha paliado es gracias a la reciente aparición de las compañías privadas de flotas de vehículos de trasporte con conductor. 

En la actualidad, el panorama es radicalmente opuesto al que existía antaño. Hoy en todas las provincias existe posibilidad de estudiar alguna titulación superior. Las competencias de las administraciones autonómicas en esta materia, unido a la proliferación de universidades privadas, ha provocado la existencia de un enorme elenco de titulaciones universitarias y un acceso masivo a estudios superiores, pero nunca se ha vivido una falta tan elemental de educación como la de hoy en día.

Las distintas administraciones públicas paradójicamente denominan a los órganos que gestionan las competencias en esta materia, como ministerio o consejería de educación, cuando en realidad deberían denominarse más bien de formación que de educación, ya que en realidad educar, no educan nada. Esto es un síntoma evidente de la confusión existente. 

La educación no se adquiere en las aulas, sino que se adquiere en la familia, sobre unos valores, principios y protocolos que son inamovibles con el tiempo.

El ejemplo más claro lo tenemos en nuestras calles, en la televisión o en los medios de comunicación, donde la ordinariez, la zafiedad, lo soez, bajo y tabernario se convierte en el denominador común.

El nivel de agresividad y belicosidad que existe a nivel cotidiano, desde la cola del supermercado hasta en la circulación cuando conducimos, es algo que demuestra de forma clara la falta de educación que existe.

La exteriorización de la ausencia de educación y, por tanto, su tarjeta de presentación, es siempre la indumentaria, porque vestir adecuadamente no es más que el primer síntoma de la educación. Tras la vestimenta vienen los modales, el comportamiento y los ademanes, pero sin vestir correctamente no existe lo demás. 

Un ejemplo de lo que manifiesto lo he experimentado en uno de mis abonos de música barroca del Auditorio Nacional, donde la persona que tiene su abono en la butaca al lado del mío, se supone que debe ser una persona formada con conocimientos e inquietudes. Pues bien, su aspecto es de lo más deleznable, su atuendo es impresentable y su falta de aseo es patente. Lo que significa que es una persona con formación pero carente de la educación más elemental.  

Hoy día la ordinariez y el mal vestir se han apoderado tan profundamente de nuestra sociedad, que es sin duda el primer y más visible de los gérmenes que pretende la destrucción de los valores occidentales, que es algo que desde hace tiempo persigue obsesivamente la dictadura de la progresía.

Veamos diversos ejemplos comparativos de cómo se vestía antes y ahora:


1º) Estudiantes universitarios en la calle:

 Años 60:




Hoy:



2º) Estudiantes en las aulas:


Años 60:



Hoy:




 3º) Taxistas:

Años 50:



Años 60:



Hoy:





4º) Deportistas:

Años 70:



Años 80:



   Hoy:



   5º) Política: vicepresidente del gobierno.


Finales años 70, principio años 80: 




 Hoy:




  6º) Paseando por la Gran Vía de Madrid 

Años 60:



 Hoy:



 La degeneración de nuestra cultura está en marcha. Muchos valores se pierden irreversiblemente.  Sólo me queda la esperanza de jóvenes que aun resisten como mis amigos D. Javier Valencia o el barcelonés D. Xavi Sanromá.  

Lucio Rivas 



   


11 comentarios:

  1. Muy acertado . Ya decía el admirado y lúcido Óscar Wilde" la elegancia es la educación perfecta"

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  2. Siendo un defensor de la moda masculina clásica también he de decir que los tiempos cambian para todos los ámbitos de la vida y la indumentaria no es una excepción. Como se suele recordar el hábito no hace al monje y yo también conozco personas vestidas de forma elegante pero sin educación y valores hacia el prójimo. Conozco jóvenes (yo en mi caso camino a los 45 años ya no me considero en esa categoría lógicamente) que justan de vestir americanas en incluso trajes pero de corte más actual y desestructurado que es la tendencia y hacia donde se dirige el sector por lo que no necesariamente se va a dejar de vestir de forma elegante en todos los casos. Veo más importante aún que se enseñen desde la más tierna infancia valores imprescindibles como la urbanidad, el respeto por las otras personas sobre todo en cuanto a las mujeres y las personas mayores, el valor, la comprensión, la empatía, pensar en el bien común y saberse miembro de una sociedad en contraposición a una óptica individualizada. Es fundamental que estas personas adquieran estos valores para poder disfrutar de una sociedad sana en cada una de las futuras generaciones.
    Muchas gracias por el artículo D. Lució.

    A su disposición.

    Un saludo a los compañeros del blog.

    Salvador López.

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    1. Muchas gracias, Salvador. Coincido plenamente con sus reflexiones.
      Reciba un saludo muy cordial.

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  3. Lamentablemente las corrientes politicas e ideologicas en los medios de comunicación han modificado las conductas humanas, mas en los jovenes y en algunos adultos.

    Ahora asocian a un hombre de traje blanco con un delincuente
    Asocian una corbata con esclavitud
    Un par de zapatos de piel con incomodidad
    Y así consecuitivamente...

    Ahora la informalidad es libertad ...eso le meten a los jovenes y adultos infantilizados como moda actual.

    Aplaudo a todos los que nos resistimos y vestimos con elegancia!!

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  4. Es lamentable pero desgraciadamente es así y por lo que veo a diario no tengo esperanza alguna.Muy acertado Sr. Rivas.

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    1. Muchísimas gracias. Le envío un cordial saludo y todo mi animo para estos días difíciles con el deseo de que usted y los suyos estén bien de salud.

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  5. Buenos días, estoy plenamente de acuerdo con su reflexión D. Lucio. Según mi parecer, las degradación en los valores sociales es tal, que sólo queda el camino inverso de volver a acercarnos a esos valores. Felicitaciones por el blog.

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    1. Muchísimas gracias por su comentario.
      reciba un salud muy cordial.

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  6. Yo tengo 26 años y comulgo al pie de la letra con todo lo expresado! Hay esperanza.

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