Cuando entramos en época otoñal, el jersey se convierte en un compañero inseparable para nuestra indumentaria de fin de semana.
Pero no solo puede utilizarse como prenda de abrigo, sino que tiene una vertiente que no ha sido suficientemente analizada, que es la del jersey como elemento ornamental de nuestro atuendo.
Aquí vamos a dar las pautas de cómo puede funcionar bajo esta premisa.
El jersey es una prenda que se utiliza para momentos de informalidad. Esto significa que lo normal es usarlo fuera de los momentos en que precisamos un cierto rigor en nuestro vestir, de tal forma que normalmente destinamos esta prenda para los fines de semana en momentos de relajación.
El jersey, como prenda para abrigarnos, se caracteriza porque en las estaciones de entretiempo podemos necesitar su utilización, pero no en todos los momentos ni en todas las ocasiones, que son los momentos en los que prescindimos de llevarlo puesto donde corresponde, lo que nos lleva a recordar aquellos instantes de nuestra época colegial en los que el jersey se anudaba en la cintura, cuando el calor no permitía llevarlo puesto.
Esta primera aproximación es la que nos demuestra que el jersey, por razones de utilidad, puede portarse sin necesidad de llevarlo como le corresponde con su finalidad, que no es otra, que abrigarnos la parte entre el cuello y la cintura. En estos supuestos el jersey se puede llevar de esta manera cuando no se va a utilizar de forma continuada.
Esta postura llevada al extremo supone llevar el jersey como un simple elemento ornamental, sin una manifiesta intención de portarlo como le corresponde a su finalidad. La manifestación de esta posibilidad es cuando llevamos el jersey sobre los hombros en los momentos que vestimos con chaqueta y/o corbata.
En estos supuestos el jersey tiene el mismo tratamiento que, por ejemplo una bufanda o un foulard, porque en realidad viene a sustituir a aquellos, pero a través de la forma de un jersey que, aunque inicialmente su función no es esa, se adapta a la misma como elemento decorativo y cuyo resultado es sorprendentemente favorable.
Para poder portar el jersey sobre los hombros es preciso conocer unas notas básicas sobre las combinaciones que esto permite.
En primer lugar, el color que se admite en el jersey sobre los hombros puede ser prácticamente cualquiera, porque no debe de combinar necesariamente con algún elemento concreto.
Existe una regla fundamental, y es que debemos procurar que el jersey no sea del mismo color que el traje o la americana, porque la homogeneidad de colores en estos casos impide que destaque el jersey, y la identidad de colores no contribuye en absoluto a favorecer el conjunto.
Lucio Rivas
No hay comentarios:
Publicar un comentario